Primus antes pares (el primero entre iguales): esta es la posición, incluso física, mantenida por Silvio Berlusconi en la discusión en familia sobre el futuro del Milan. Durante el encuentro del lunes por la tarde en Arcore, el Presidente del Consejo estaba sentado entre Marina y Barbara, la primera favorable a la venta del club y la segunda que pide más empeño.
Es una vieja costumbre, todavía más dramática si cabe por los 560 millones que la Fininvest deberá pagar a la CIR después de la sentencia por el caso Mondadori. En realidad, el vértice fue cordial y las dos hermanas no dejaron ver sus rencillas que registraron en el pasado: en el momento de dificultad, la familia permanece unida. En poco más de una hora, estaban presentes una decena de personas.
A la derecha del padre estaba Barbara, miembro del consejo rossonero y, después, en sentido contrario a las agujas del reloj, alrededor de la mesa oval estaban: un dirigente del Milan, el administrador delegado de Fininvest Pasquale Cannatelli, Adriano Galliani, Alfonso Cefaliello (director financiero y consejero rossonero), otro dirigente de la Fininvest, Pier Silvio, Luigi y Marina Berlusconi. De los hijos del Cavaliere, solo faltaba Eleonora.
Días después de la reunión, emergen nuevos y particulares detalles sobre el destino del club. Una es la separación con el grupo Fininvest, que el lunes parecía ser la opción más idónea y que sigue siendo válida. Pero la más acreditada ayer parecía ser la venta del 30% de las acciones a los árabes, que ya apoyan al Milan con el patrocinio de Emirates.
Pero no se puede descartar una tercera opción, realmente clamorosa: meter la acciones en la Bolsa de Hong Kong, como ha hecho recientemente Prada y lo que pretende hacer en poco tiempo el Manchester United. Ambas opciones permitirían ingresar nuevo capital en las arcas rossoneras para operar en el mercado. La separación en cambio, reportaría al Milan a estar dominado por la familia, obligando a Berlusconi a tener que echar mano de su portafolios personal para reforzar el equipo.
Todas estas opciones deberán ser valoradas por los mánagers de Fininvest, que deberán ver cada una de ellas y elegir la que sea más practicable y conveniente. Ayer ya se produjo una primera reunión, el resto seguirán en los próximos días. Se dice que a finales de esta semana, la empresa del símbolo del Biscione deberá empezar a realizar el pago de los 560 millones, tanto es así que Benedetti ha empezado a recopilarlo.
A pesar del gran desembolso, para tranquilizar a los mercados, Fininvest deberá precisar que las bases del grupo no cambiarán y por tanto, el Milan no se resentirá. Pero como se ha podido ver, las cosas van un poco diferentes de lo esperado. En espera de la última decisión y menos dolorosa, el mercado del Milan seguirá estando cerrado. Es más, no se excluye una venta importante de las acciones para permitir a Galliani operar en el mercado de entrada: esta es la mayor preocupación del vicepresidente.
Pero los observadores más atentos mantienen que Berlusconi, gran conservador, en estas horas da la impresión de querer cambiar para sellar la disputa relativa al Milan (Pier Silvio, que al contrario que Marina es un hincha, tiene una posición neutral). Y que al final, como ha sucedido en tantas ocasiones, abrirá el portafolios, quizás como siempre, en las últimas horas del mercado.
Mientras tanto, mañana está programada otra reunión con Fininvest sobre este asunto, y Barbara volará hacia Cerdeña con Pato, donde lo consolará por la eliminación de Brasil en la Copa América. Allí estarán también los dos hijos pequeños de Barbara, a Pato se le espera el lunes en Múnich, donde el Milan jugará el martes contra el Bayern.
La Gazzetta dello Sport también reporta: Tres vías para obtener dinero fresco con Barbara al frente:
¿Separarse de la Fininvest, meterlo en Bolsa o abrir a un nuevo socio capitalista del extranjero? Una apuesta así puede tener diversas motivaciones. Antes de explicarlo, hay que recordar que la Fininvest es la conglomeración histórica de la familia Berlusconi que Silvio y sus cinco hijos (Pier Silvio y Marina por un lado, Barbara, Eleonora y Luigi por el otro) controlan a través de una compleja red de empresas (Holding Italiana Primera, Segunda, Tercera y numerando).
A la Fininvest (5 billones y medio de ingresos, neto útil de 174 millones y poco menos de 18.000 empleados en 2009) forman tres grandes empresas que cotizan (la televisión Mediaset, los libros y periódicos de Mondadori y una cuota de Mediolanum: banca, fondos y seguros) y dos no accionarias (la casa de distribución cinematográfica Medusa, controlada por la propia Mediaset, y el Milan).
Cuando un conglomerado financiero que no invierte en Bolsa como Fininvest decide cortar una de sus ramas de actividad (en este caso, el Milan) lo hace, por ejemplo, porque quiere meterse en Bolsa una pequeña parte de las acciones de esa actividad. Podría ser este el caso del Milan, aunque las cuentas del club están crónicamente en rojo como la mayor parte de la competencia.
El año pasado el Milan, por ejemplo, perdió 69 millones de euros (contra los 6,8 de ingresos del año precedente debido a la venta de Kakà) con ingresos totales de 253 millones con respecto a los 307 de 2009. Pero para cotizar en Bolsa, hasta hace poco tiempo, hacía falta que las cuentas estuvieran en activo, pero fueron derogadas para los clubes de fútbol (Roma y Lazio, accionistas de Affari, son una prueba viva y actual).
Esa cotización podría suceder en Milán o en Hong Kong, siguiendo el ejemplo de Prada que ha preferido la riqueza asiática a la más saturada y bloqueada milanista. El segundo motivo para una separación es la diferenciación de acciones con respecto a la empresa Fininvest. Berlusconi y sus hijos controlan todo el capital de la empresa familiar, una separación del Milan bajo este aspecto no tendría mucho sentido.
Salvo que se quiera asignar todo el club a un solo hijo (¿Barbara?), obligando a que entre un socio a pequeña escala (¿Gazprom o capital árabe?) para ingresar dinero fresco necesario para pagar la gran multa de los 560 millones a entregar a Carlo De Benedetti. Un tercer motivo que explicaría el motivo de la separación (y que se cruza con las dos anteriores), es sobre la reasignación de la actividad de la que hoy es dueño el Cavaliere.
La causa de la separación entre Silvio y su segunda mujer, Verónica Lario, hizo imprescindible mostrar transparencia patrimonial entre los cinco hijos del premier. Marina preside la Fininvest y Mondadori, Pier Silvio controla Mediaset, las dos piezas más importantes del Biscione (en estos días ambas en Bolsa costarían poco más de 4 billones de euros).
De los tres hijos del segundo matrimonio, solo Barbara tiene un puesto de consejera de administración del Milan y de la propia Fininvest. Parece más claro que el mundo del fútbol está destinada a Barbara y la separación podría ser promesa que refuerze su posición en el equipo sin pisar los pies a sus hermanos mayores.
De manera contemporánea, el Cavaliere podría varios centenares de millones de euros haciendo entrar socios minoritarios que le ayuden a sopesar el impacto del caso Mondadori sin perder el control de club rossonero. Una cosa es realmente cierta: en el planeta Fininvest muchas cosas van a cambiar y el Milan podría ser solo el primer movimiento.
A la Fininvest (5 billones y medio de ingresos, neto útil de 174 millones y poco menos de 18.000 empleados en 2009) forman tres grandes empresas que cotizan (la televisión Mediaset, los libros y periódicos de Mondadori y una cuota de Mediolanum: banca, fondos y seguros) y dos no accionarias (la casa de distribución cinematográfica Medusa, controlada por la propia Mediaset, y el Milan).
Cuando un conglomerado financiero que no invierte en Bolsa como Fininvest decide cortar una de sus ramas de actividad (en este caso, el Milan) lo hace, por ejemplo, porque quiere meterse en Bolsa una pequeña parte de las acciones de esa actividad. Podría ser este el caso del Milan, aunque las cuentas del club están crónicamente en rojo como la mayor parte de la competencia.
El año pasado el Milan, por ejemplo, perdió 69 millones de euros (contra los 6,8 de ingresos del año precedente debido a la venta de Kakà) con ingresos totales de 253 millones con respecto a los 307 de 2009. Pero para cotizar en Bolsa, hasta hace poco tiempo, hacía falta que las cuentas estuvieran en activo, pero fueron derogadas para los clubes de fútbol (Roma y Lazio, accionistas de Affari, son una prueba viva y actual).
Esa cotización podría suceder en Milán o en Hong Kong, siguiendo el ejemplo de Prada que ha preferido la riqueza asiática a la más saturada y bloqueada milanista. El segundo motivo para una separación es la diferenciación de acciones con respecto a la empresa Fininvest. Berlusconi y sus hijos controlan todo el capital de la empresa familiar, una separación del Milan bajo este aspecto no tendría mucho sentido.
Salvo que se quiera asignar todo el club a un solo hijo (¿Barbara?), obligando a que entre un socio a pequeña escala (¿Gazprom o capital árabe?) para ingresar dinero fresco necesario para pagar la gran multa de los 560 millones a entregar a Carlo De Benedetti. Un tercer motivo que explicaría el motivo de la separación (y que se cruza con las dos anteriores), es sobre la reasignación de la actividad de la que hoy es dueño el Cavaliere.
La causa de la separación entre Silvio y su segunda mujer, Verónica Lario, hizo imprescindible mostrar transparencia patrimonial entre los cinco hijos del premier. Marina preside la Fininvest y Mondadori, Pier Silvio controla Mediaset, las dos piezas más importantes del Biscione (en estos días ambas en Bolsa costarían poco más de 4 billones de euros).
De los tres hijos del segundo matrimonio, solo Barbara tiene un puesto de consejera de administración del Milan y de la propia Fininvest. Parece más claro que el mundo del fútbol está destinada a Barbara y la separación podría ser promesa que refuerze su posición en el equipo sin pisar los pies a sus hermanos mayores.
De manera contemporánea, el Cavaliere podría varios centenares de millones de euros haciendo entrar socios minoritarios que le ayuden a sopesar el impacto del caso Mondadori sin perder el control de club rossonero. Una cosa es realmente cierta: en el planeta Fininvest muchas cosas van a cambiar y el Milan podría ser solo el primer movimiento.
Fuente: Gazzetta dello Sport
No hay comentarios:
Publicar un comentario